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Nuevos desarrollos tecnológicos para prevenir el fraude y la suplantación de identidad

Actualmente el fraude y el robo de identidad son considerados como un grave problema que causa enormes perjuicios tanto a particulares como a empresas e instituciones. Lo que muchos desconocen es que este tipo de fraude se realiza principalmente durante las sesiones de autenticación de todo tipo de procesos.

Según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), España es el país de la Unión Europea con más víctimas de robo de identidad registradas, lo que supone el 7% de los internautas. De igual modo, el 4% ha sufrido pérdidas financieras en los últimos 12 meses debido al mal uso de los datos de su tarjeta o por la obtención fraudulenta de sus datos bancarios (phishing).

Pero no todo son malas noticias. En los últimos años estamos asistiendo a un avance contra el fraude en lo que al robo de datos se refiere, principalmente datos financieros. Se están desarrollando herramientas como la tecnología biométrica, que analizan las interacciones entre humanos y dispositivos para proteger a usuarios y datos de los ataques y suplantaciones de identidad.

Las tecnologías basadas en la biometría, como el reconocimiento facial, la huella dactilar o el reconocimiento del iris, van cobrando día a día mayor peso en la verificación de la identidad digital. Los procesos de autenticación que incluyen la biometría son más rápidos y simples para el usuario, además de más seguros si los comparamos con las verificaciones manuales o las contraseñas.

Del mismo modo, varias empresas han desarrollado ya herramientas que analizan el comportamiento biométrico, siendo capaces de distinguir entre un usuario real y un impostor comparando el comportamiento de ambos, lo que permite frenar a tiempo un ataque.

Estas plataformas analizan, por ejemplo, el comportamiento de los usuarios cuando utilizan el móvil. Cada persona registra una actividad mientras utiliza su dispositivo (por ejemplo, los usuarios diestros tienden a utilizar más la parte derecha de la pantalla al manejarla con el pulgar derecho y viceversa), lo que resulta muy útil ante el problema de suplantación. Igualmente, estas herramientas también son capaces de observar los movimientos que realizamos mientras navegamos por internet, distinguiendo entre los movimientos que realiza un humano y los robots mientras se mueven por una pantalla.

Aunque poco a poco las empresas vayan incorporando estas herramientas en sus páginas y aplicaciones queda un largo camino por recorrer. Son muchos los bancos que permiten acceder a las cuentas con la huella dactilar, pero muchas otras empresas no apuestan por el cambio optando por hacer las cosas igual que siempre por miedo a perder clientes.

Además de soluciones antifraude que se basan en el comportamiento biométrico, también están surgiendo nuevas herramientas que se basan en el análisis y validación de documentos de identidad.

Hoy en día existen soportes cuya arquitectura combina elementos de la Inteligencia Artificial, el Machine Learning, el reconocimiento óptico y los algoritmos avanzados de visión por computadora para detectar falsificaciones. Además, permiten rastrear y anticipar las últimas técnicas de falsificación ya que almacenan en su base de datos la información.

Estas nuevas herramientas son capaces de detectar un documento falsificado escaneándolo y tomando una nueva fotografía de la persona. Mediante un algoritmo que tiene en cuenta los cambios de apariencia comprueba ambas fotografías y afirma si estamos ante un documento verdadero o no.

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