Fraudes en ecommerce
13/01/2017

Fraude Corporativo

Tras la reforma del Código Penal en el pasado año, se deduce la Responsabilidad Penal Corporativa o de las personas jurídicas, por la cual, las empresas u organizaciones serán susceptibles de ser juzgadas como tal, en caso de que uno o más de sus directivos e incluso empleados, hubieran cometido un acto delictivo en su beneficio directo o indirecto, e incluso en beneficio directo o indirecto de la compañía.

Como consecuencia de lo anterior, cada vez cobra más importancia, la necesidad para las empresas u organizaciones de contar con un razonable entorno de control interno. Este control interno, y por consiguiente su responsable o responsables, han de velar por los intereses de las empresas desde un triple punto de vista:

  • Minimizar o prevenir los riesgos que puedan existir, a través de los cuales la empresa sea víctima de un fraude, tanto externo como interno, lo que incluye a sus directivos y empleados.
  • Detectar cualquier tipo de práctica irregular.
  • Responder adecuadamente a cualquier posible hecho irregular que se haya podido cometer, realizando para ello las investigaciones necesarias que permitan a la empresa adoptar las medidas convenientes y oportunas.

 

El origen o motivación que lleva al integrante de una empresa –sea o no directivo- a cometer un hecho delictivo o irregularidad en el seno de la empresa puede variar, si bien todos ellos tienen como denominador común el fin económico.

Los indicadores más frecuentes de un comportamiento fraudulento se denominan banderas rojas o “red flags” y algunos de los elementos que pueden ayudar a su detección son, entre otros, los siguientes:

  • Vivir por encima de las posibilidades
  • Signos de riqueza externos
  • Relación de confianza con clientes/proveedores
  • Problemas de adicción (drogas, alcohol o juego)
  • Doble vida
  • Problemas familiares o personales
  • No delegación de funciones
  • Irritabilidad o actitud defensiva
  • Conflictividad laboral
  • Presión comercial excesiva
  • Inestabilidad ante los cambios
  • Comportamientos anómalos

 

Por todo lo anterior, el Responsable de Control del Fraude Interno debe poseer, sino todas, al menos la mayoría de las siguientes cualidades: observador, firme en sus decisiones, versátil, con conclusiones basadas en razonamientos lógicos, discreción, diplomacia, imparcialidad, asertividad, mente abierta y sin prejuicios.

El modelo de prevención para el fraude corporativo se basa en una serie de sencillos pasos a llevar a cabo por la dirección de la empresa al más alto nivel posible. Comienza con la identificación y evaluación de los principales riesgos que existen en la compañía, basados en diversos aspectos como: las líneas de actividad o de negocio en las que opera, los lugares o países en los que las desarrolla o si realiza habitualmente transacciones con la administración pública; y por consiguiente, identificar los posibles comportamientos de riesgo que podrían derivar en una actuación delictiva o irregular. Posteriormente, se establecen las áreas de mejora en los controles ya existentes o se incluyen nuevos controles que mitiguen los riesgos anteriormente identificados. Por último, es importante disponer de protocolos de actuación y adopción de decisiones de forma que, en caso de incidencia o irregularidad todo quede debidamente documentado y las decisiones a adoptar en relación con las mismas, debidamente razonadas y motivadas.

Es necesario que, además de disponer de un adecuado modelo de prevención penal, este se verifique y actualice periódicamente.

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